“Todo lo que experimentamos en nuestras vidas es una experiencia corporal”
Me gusta esta definición. Si estamos conformes con ella, ¿por qué no comprender mejor cómo vivimos esa experiencia? De alguna manera desde la Yogaterapia, pretendemos vivir la experiencia corporal con consciencia plena, sabiendo que cuerpo-mente-espíritu, está todo conectado, viene junto, un paquete indivisible.
El/la Yogaterapeuta es un profesional que está entrenado entre otras cuestiones; en el lenguaje corporal, ofreciendo un acompañamiento. Cuando una persona requiere de su trabajo es muy importante saber cómo se percibe esa persona, cómo se vive. El terapeuta no intenta cambiar nada de la estructura corporal, al contrario procura entender por qué y para qué hace lo que hace; es después cuando se le propone otra manera de realizar ciertos movimientos o posturas.
La escucha sin juicios, la observación activa y el habla amorosa serán elementos que todo Yogaterapeuta necesita para situarse ante las personas que requieran de estas prácticas.
¿Cómo trabajamos en Yogaterapia?
Señalamos algunos apuntes y recordamos lo importante. Desde lo terapéutico queremos dar visibilidad a las necesidades reales que cada persona demanda, para que esto funcione, lo primero que hacemos es trabajar de manera individual.
- Se emplearán posiciones o asanas que no hagan daño, esto parece obvio, pero hay que tener en cuenta que muchas personas se han dañado y se dañan por la interpretación que hacen de una postura. Porque lo que importa es como se hace, qué consciencia se pone, para ello, el profesional valorará y mostrará cómo realizar las posturas de manera adecuada. Hay que tener en cuenta que si la postura es incómoda, la respiración se bloqueará.
- Hay que ver lo que llama más la atención del cuerpo de la persona que viene a ser atendida. Lo sencillo, lo más llamativo. Cuando miras a alguien por vez primera, ¿dónde se te va la mirada? Algunas personas se ve claro; acortamiento cervical, hundimiento de hombros, prominente cifosis, la apertura torácica, etc, en otras, no es tan visible y es precisamente realizando ciertas posturas donde mostrarán aquellas zonas del cuerpo que se vean acortadas, tensionadas o estén provocando cualquier tipo de retracción.
- La respiración siempre va a ser un indicador fiable. Allí donde se respira con mayor comodidad es donde existe mayor relajación. Si hay una zona donde respira cómoda, hay una donde existe tensión.
- Hay que trabajar con la imagen interna. De nada sirve enseñar posturas que aportan energía (p.ejemplo) si esa persona se ve pequeña y débil.
- Hay que colocar la fuerza en pies/piernas, para que la parte alta se libere. Una de las zonas más deprimidas que existe en el cuerpo, es la zona clavicular y a medida que se cumplen años, aún más. La respiración llega con dificultad y esto provoca que exista desajustes en las cervicales, problemas inmunitarios, ictus, etc. Todo relacionado con esa zona.
- Al plantear una serie de Yoga, hay que saber que se moviliza la energía, más que movilizar el cuerpo.
Para finalizar quiero señalar ciertos estudios científicos que se han desarrollado en hospitales, demostrando la eficacia de la Yogaterapia.
En el hospital inglés de Grantham, comprobaron en pacientes diagnosticados de pancreatitis crónica, que tres sesiones semanales durante tres meses aumentaban su capacidad de tolerancia al dolor físico, provocado por la inflamación del páncreas, sin necesidad de fármacos.
Un estudio realizado con pacientes con diabetes Mellitus comprobó que la Yogaterapia resultó de gran utilidad, aportando beneficios, como reducción significativa de niveles de glucosa en sangre, disminución de los efectos de inflamación debido al estrés, se logró elevar los estados de ánimo, entre otros.
Carmen Torres