Una de las definiciones de yoga es que el yoga es un medio hábil y práctico de pasar de un lugar a otro, es decir de producir cambios y que esos cambios sean saludables.
La idea de personalizar una práctica de yoga se basa en adecuar las prácticas a las personas, para generar salud, en un sentido holístico, que en la cosmovisión del yoga incluye la conciencia, lo físico, energético, mental y espiritual.
Primer paso: conocer a la persona
En este sentido el primer paso es conocer a la persona desde tres aspectos:
A través de una serie de preguntas se recogen los datos en referencia a su pasado y a su presente para conocer el contexto de la manifestación de los síntomas que pueda presentar.
Se realiza una lectura corporal, para reconocer, tanto en estático como en dinámico, el tono, la flexibilidad y movilidad del cuerpo, así como el patrón respiratorio y la manera de moverse.
La expectativa que tiene la persona en cuanto a la mejora de su estado de salud, y cuál es el objetivo por el cual quiere practicar.
Segundo paso: consciencia, respiración y calma mental
El segundo paso es traducir lo que conocemos de la persona en el lenguaje del yoga, atendiendo a estas premisas:
- Evitar que se haga daño. En este sentido una de las prioridades de la práctica es ir disminuyendo las acciones automáticas y los patrones inconscientes o hábitos que puedan causar tensiones. Es importante entender que la eficacia de la propuesta depende no solo de lo que se hace sí no de cómo es ejecutada.
- Mejorar la capacidad respiratoria.
- Generar un estado de relajación y calma mental.
Para ello, la práctica debe guardar un equilibrio entre lo que la persona puede hacer, lo que le gusta y lo que necesita. En eso consiste el arte de diseñar una práctica de yoga individualizada.
Tercer paso: la pedagogía
El tercer paso es enseñar la práctica, dibujarla y ofrecer las claves para que pueda ser practicada en casa. En este sentido es importante que la persona conozca, en su propio lenguaje, el porqué de cada ejercicio y de la propuesta en general.
Toda práctica supone una educación que consiste en generar una conciencia más armónica y amplia. El yogaterapeuta enseña los medios respetando las creencias y visiones del mundo de cada persona, animando a que experimente y compruebe por si misma los resultados. El yoga se conoce por la práctica.
