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Mi experiencia en el retiro de Movimiento Orgánico Consciente

Por Natalia Hernández Esteban
Psicóloga. Psicoterapeuta Humanista Integrativa.
@psiconeurocorporal

Si no recuerdo mal, este es el décimo retiro de MOC que realizo, y este año, como todos los anteriores, ha sido único y significativo para mi proceso y trabajo interno. Un retiro en el que, durante cinco días, un grupo reducido de personas iluminamos nuestros propósitos e intenciones con consciencia y práctica somática, a través de Movimiento Orgánico Consciente y meditativo.
Trabajamos la atención como sustrato básico, que permite calmar la mente y regular la activación de la red neuronal, que por defecto tiende al caos, tal y como explica el segundo principio de la termodinámica.

El objetivo del Movimiento Orgánico Consciente es restablecer el bienestar y la homeostasis del organismo mediante la liberación de tensiones psicofisiológicas, que se expresan en la continua interacción psique-cerebro-soma. Realizamos diferentes tipos de prácticas atencionales y somáticas, con las que se trabaja la plasticidad neuronal y la conectividad, a través de micro movimientos, respiración y pranayama, trabajo de polaridades y pesos, presiones, balanceos, recorridos por los diferentes mapas corporales y canales energéticos, así como imágenes y visualizaciones.

Con la práctica de esta técnica entrenamos el sistema nervioso y la consciencia corporal, alcanzando una relajación profunda y regulando la activación del sistema nervioso autónomo. Como quien monta un caballo y emprende un viaje de varios días, nuestra atención y presencia se enfocan en la corteza somato sensorial, esa parte del cerebro que alberga la representación de nuestro cuerpo físico y experiencial, que guarda toda nuestra historia en forma de memorias y va configurando la identidad con la que nos reconocemos y mostramos al mundo.

Esta imagen es viva y cambiante en cada interacción y percepción, lo que nos brinda la oportunidad de cambios y transformaciones a través de la neuroplasticidad, navegando por los circuitos neuronales que gestionan las respuestas sensitivas y motoras en el procesamiento de la información, tanto del presente como del pasado.

Trabajamos la propiocepción con la información que circula a través de los diferentes ejes que conectan nuestro cerebro con el corazón y su pulso, con los diafragmas y las presiones, las respiraciones y los pranayamas, los ojos y la mirada, y el equilibrio vestibular.

Los reflejos somáticos más profundos están grabados en las estructuras corporales y en nuestro sistema nervioso. Cuando practicamos técnicas somáticas, emerge en la pantalla de la consciencia toda esa información: recuerdos, sensaciones, emociones, datos y vivencias que se actualizan en cada movimiento y respiración, aquí y ahora. Como un buscador de Google, nuestro hipotálamo evoca respuestas a los diferentes estímulos de la práctica en forma de órdenes motoras e imágenes, haciendo que lo desconocido emerja en su lenguaje somato sensorial para ser liberado y reorganizado.

Suspiros, bostezos, el vagus de nuestro querido y viajero nervio vago, reflejos primitivos que activan directamente el bulbo raquídeo y facilitan una mayor oxigenación de todo el sistema neurovegetativo. Como entre velos conectados, nos deslizamos por las fascias, por el tejido conjuntivo y esa red que nos recuerda que nada está separado: todo está conectado, dentro de nuestro cuerpo y también fuera.

Podría seguir contando, y aun así me resultaría difícil reflejar con honestidad la totalidad de los contenidos tratados, así como su profundidad y calidad. Solo puedo agradecer la oportunidad de seguir realizando este retiro y continuar practicando MOC.

Os animo a que os deis la oportunidad de probarlo.