Por Víctor Morera
Yogaterapeuta, fundador de Pranamanasyoga.
Durante una animada conversación entre amigos, profesores de yoga y yoga terapeutas, surgieron diversos temas relacionados con herramientas, métodos y escuelas de yoga. Entre todas las preguntas que surgieron, me gustaría destacar una en particular: ¿Cuáles son las condiciones necesarias para que una herramienta de yoga cumpla su función para la cual fue diseñada? Para responder a esta pregunta, me surgió utilizar una analogía con un objeto que todos conocemos: una cuchara.
Imagina una cuchara por sí sola. En realidad, no es nada especial, ya que su diseño y función están destinados específicamente para comer sopa. Para que la cuchara cumpla su función, necesita ser complementada por un recipiente lleno de sopa. Si falta alguno de estos elementos básicos, la cuchara pierde su propósito y ya no podemos utilizarla para lo que fue diseñada.
Continuando con esta analogía, podemos identificar otros factores que necesitan estar en armonía para que la cuchara sea útil, tanto desde una perspectiva objetiva como subjetiva.
En cuanto a los factores objetivos, imaginemos que tenemos la cuchara y el recipiente lleno de sopa, y comenzamos a comer. Para que la experiencia sea satisfactoria, es necesario que exista una relación armoniosa entre los tres elementos: la cuchara debe tener el tamaño adecuado en relación con el recipiente, y la sopa debe ser comestible. Es deseable que esté en su punto perfecto de temperatura y sabor.
Siguiendo con nuestra analogía, supongamos que en el menú hay un trozo de carne. A menudo, nos ocurre que, debido a nuestra familiaridad y preferencia con el objeto que sabemos usar, la cuchara, intentamos comer la carne con ella. Como puedes imaginar, el resultado no sería el esperado. Lo más lógico sería recurrir al uso de un tenedor y un cuchillo, si los tenemos a nuestro alcance.
Pasando a los factores subjetivos, el primero y más importante es tener hambre. ¿De qué nos serviría la cuchara si no tenemos apetito? Además, es fundamental considerar posibles alergias o intolerancias a algunos de los ingredientes de la sopa. Por último, la sopa debe ser nutritiva para satisfacer nuestras necesidades alimentarias.
Si no tenemos en cuenta la armonización de estos factores para que se cumpla la función deseada, simplemente estaríamos comiendo sin nutrirnos adecuadamente.
Esto pone de manifiesto la importancia del conocimiento de los docentes de yoga, quienes deben comprender la función de las distintas herramientas, el contexto y para quiénes fueron diseñadas, con el fin de tener criterios a la hora de enseñarlas y poder hacer las adaptaciones necesarias. De lo contrario, podríamos terminar utilizando la cuchara como un simple adorno o amuleto.
También es importante reconocer y aceptar que hay algunas herramientas y técnicas que fueron diseñadas para ciertas personas con un propósito específico en una época y un entorno sociocultural determinados, y que sería un error imitarlas y repetirlas, ya que en la actualidad ya no son saludables.
Recuerdo una vez en la que una profesora de yoga veterana me pidió supervisión. Ella experimentaba diversos dolores articulares y musculares. Después de escucharla y observar cómo realizaba su práctica diaria, le aconsejé que dejara de practicar hatha yoga y se limitara a hacer un pranayama con visualizaciones. Su respuesta fue que el hatha yoga le sentaba muy bien y que era beneficioso para ella. Le llevó tiempo aceptar que, a pesar de las evidencias que su cuerpo manifestaba, lo que estaba haciendo no le resultaba saludable.
Por ello, es de vital importancia conocer a las personas y establecer una relación cordial para que el profesor o terapeuta de yoga puedan calibrar qué herramientas usar, cómo usarlas, en qué momento y si se dan las condiciones necesarias en la persona para que dichas herramientas cumplan su función en beneficio de quien las utiliza.
Es una característica común entre los seres humanos el deseo de ir a lugares diferentes utilizando caminos conocidos. Sin embargo, al final, uno puede acabar comiéndose el trozo de carne con una cuchara. ¿Pero a qué coste?