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El arte de secuenciar

EL ARTE DE SECUENCIAR PRACTICAS DE YOGA

A la hora  de practicar debemos de tener en cuentas diversos factores (momento, edad, trabajo, capacidad, energía, función) que harán que nuestra práctica sea mucha más efectiva y así podamos obtener los máximos beneficios de la misma.

Uno de los principales principios básicos de la práctica es el saber cómo secuenciar, cómo colocar las diferentes posturas de una forma correcta sin riesgo para el practicante y obteniendo los mayores logros. La forma de colocar las posturas se rige por el movimiento natural del cuerpo: extensión, flexión al frente, laterización y torsiones. Estos movimientos están estrechamente relacionados con la clasificación de las posturas (pasccimas, purvatanas, parsvas y parivrtis. Dejamos de lado las inversiones –viparitas- y balance de manos –visesas- pues no son movimientos naturales del cuerpo  teniendo otras diferentes funciones en el ámbito del Yoga).

Uno de los principales objetivos a la hora de realizar las posturas es la búsqueda del espacio. No sólo es  “espacio físico” si  no también se refiere al “espacio mental”. Un espacio abierto, libre en dónde esa energía interna –prana- sea capaz de llegar a cualquier rincón de nuestro sistema y así nutrirnos desde adentro.

El espacio mental hace referencia a esa amplitud de miras, en dónde no haya juicios ni hacia uno mismo ni hacia los demás. En el momento en que nuestra mente es libre, se  vacía de cargas, muchas veces impuestas no por nosotros si no mas bien por la sociedad y por nuestros progenitores, en dónde dejamos de actuar libremente para actuar impuestos por estereotipos.

Otros principios a tener en cuenta son ¿qué es lo que queremos obtener de la práctica en concreto? ¿qué hemos estado haciendo antes de y qué es lo que vamos a hacer después? No es lo mismo practicar por la mañana  a practicar por la noche. Por la mañana tenemos muchas horas por delante en dónde la energía y la claridad mental van a ser cruciales para lidiar con lo que se presente a lo largo del  día, en donde estamos con mayor fuerza física a practicar por la noche en dónde  nuestro cuerpo ya no tiene tanta fuerza, nuestro sistema mental está mas cargado y lo que nos espera por delante son horas de soltar y de cargar las pilas para el día siguiente. Así vivimos en un ciclo en dónde nutrirnos,  sostenemos  y eliminamos debe de estar en armonía y en tiempo para que haya calidad de vida . En el momento en que el ciclo se altera sobreviene el caos y con éste el sufrimiento y la ofuscación.

¿Cómo sabemos si estamos practicando correctamente?

La clave es la observación de la respiración.  La respiración es personal y es la herramienta que va a hacer que nuestra mente se conecte con el cuerpo. Nos vamos a mover porque respiramos , a diferencia de otras actividades/prácticas en donde respiramos porque nos movemos.  En Yoga -en una primera etapa- nos vamos a mover en el momento en que empezamos a respirar y así al ir progresando en nuestra práctica diaria vamos a llegar al momento en que nuestro movimiento se encuentre dentro de la respiración.

En el momento en que nuestro sonido de la respiración cambia quiere decir que ,o bien no estamos listo para ese movimiento/postura  o que estamos yendo más allá de nuestras posibilidades. Debemos de aprender a movernos no desde el cuerpo físico si no desde el cuerpo energético, es decir de adentro a afuera.

La secuencia diaria de nuestra práctica debe de estar en armonía con nuestra respiración, y esta práctica, realizada por un cierto período de tiempo , nos va a abrir las puertas a secuencias o a prácticas mas intensas o mas complejas siempre respetando los factores hablados al principio.

Por último es importante señalar que el objetivo del Yoga es lidiar con la mente, traerla a un remanso de paz y claridad en donde los diferentes estados, las distintas actividades, y las aflicciones de la mente estén controladas y enfocadas; en donde lo positivo reemplace a lo negativo, en donde la luz y la claridad sean predominantes sobre la obscuridad, en donde aprendamos a subsistir con lo primordial y necesario en vez de estar acumulando y apegados a esa “riqueza”; en donde nuestro “Ser” interno brille y podamos fluir en esta vida a pesar de las múltiples  piedras que se nos presenten en nuestro camino. He aquí la importancia del saber secuenciar para que podamos empezar el camino primero desde lo burdo para luego tocar lo sutil.

Piluca Enriquez