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El templo interior

Víctor nos ha leído un fragmento de un texto de Jorge Carvajal, para que comprendamos que el hatha yoga no es más que un medio, no es un fin en sí mismo. Al hacer âsanas no se trata de sentir o buscar cosas porque creemos que son agradables o desagradables, o porque nos quedamos fijados en ciertas sensaciones (esto sale al hilo, porque una compañera decía que en la âsana si no notaba estiramiento, le parecía que no hacía nada).
Detrás de esa sensorialidad siempre está “el que siente”, el que percibe, es más importante que la sensación. Cuando estáis en la postura, puede que sea agradable o desagradable, enfocaros hacia el quien siente, esa es una actitud que nos ayuda a diluir   la identificación con lo que ocurre en el cuerpo. También nos ayuda a comprender que lo que percibimos es tan solo una interpretación sensorial subjetiva y no una realidad absoluta.
“La primera expansión de la conciencia, es al acceso al gobierno del cuerpo físico.
Es el primer reino que conquistamos en el camino de regreso al ser. Tomamos
posesión de nuestro cuerpo, entramos con reverencia al templo interior cuando lo
conocemos.
¿Cuántos mensajes cifrados del cuerpo que aún no comprendemos? ¿Cuantas
enfermedades nacen de la ignorancia de las necesidades de nuestro instrumento?
Una sinfonía de interacciones moleculares, atómicas, electrónicas. Un concierto de
fuerzas y energías. Un paisaje estrellado de neuronas, como un cielo interior, en
un cerebro que aun no hemos estrenado. Ese cuerpo es el patrón de la
organización de la energía y la información. Es un espacio donde han quedado
gravadas las huellas del tiempo. El cuerpo es el cauce en el que se mueve la
conciencia, que lleva el plan de la vida hasta la última de las células.
El gobernante comprende que su cuerpo físico es el territorio de su reino, no es la
esencia de su realidad. Ese territorio externo, es apenas el escenario de múltiples
interacciones que expresan el nivel de la conciencia. Sobre la realidad física del
escenario se reflejan las siete notas fundamentales, o siete colores. Por eso el
cuerpo que vemos, apenas es la sombra de ese doble que llamamos, el doble
etérico o doble energético.”

Uno habita el cuerpo para trascender el cuerpo. Uno habita el cuerpo para entender a identificarse con el ser que habita el cuerpo, con la energía que llamamos la vida, espíritu. Solo podemos encontrarlo desde la escucha profunda, desde la presencia activa y fluida. Y la escucha no es la forma, (el patrón más externo referido a los âsnas) es llegar a vivenciar intuitivamente las informaciones que registran y emiten los órganos,  los músculos, las articulaciones…. hasta las células. Y una manera de acceso a esta escucha profunda es a través de la respiración. Permanecer atentos a los patrones respiratorios, porque es el ritmo básico donde todos los demás ritmos cabalgan.
En el Yoga el que percibe busca percibir el espíritu y  lo percibido como esencia manifestada del espíritu, y esto tiene como resultado una percepción de plenitud y armonía.

Victor Morera S.