Mujer de 67 años, casada, con dos hijas. Acude por padecer cefaleas recurrentes y dolores articulares, tiene artritis reumatoide (afectación sobre todo en los dedos de las manos y los pies). Comenta que en las sesiones de estiramientos que practica en un centro tibetano nota la sensación de falta de aire y la dificultad para mantener equilibrio. A pesar de problemas de sueño (en seguimiento neurológico), se siente con alto nivel energético. Suele tener hambre continuamente, lo que la lleva a picotear mucho, comenta la tendencia a tener gases. Diagnóstico de hipertensión arterial y de aplastamiento lumbar. Entre los antecedentes clínicos cabe destacar la operación de cáncer de mama, tendencia a cistitis e infecciones y enfermedades recurrentes durante la infancia.
Necesidad a satisfacer con la práctica de yoga
Mejorar la postura, aliviar el dolor de espalda y alargar la respiración.
Lectura corporal
Cifosos dorsal aumentada. Hundimiento en la zona abdominal diafragmática. Falta de tono abdominal, antepulsión de la pelvis y de la cabeza. Tendencia a elevar los hombros durante el movimiento de brazos. Hombro derecho con menos movilidad. Deformaciones en las articulaciones de los dedos de las manos y de los pies (en garra). Tumbada necesita soporte debajo de la cabeza para alinear el cuello, la caja torácica permanece expandida.
Respiración
Poca movilidad del diafragma compensada por la la musculatura del cuello. Respiración superficial y paradójica.
1a sesión
Teniendo en cuenta que de forma regular hace estiramientos, decidimos empezar enfocando el trabajo en la respiración.
En posición tumbada, le indicamos que inspire imaginando que huele una flor, para que quite esfuerzo. (Ponemos esencia de lavanda en el difusor, que casualmente es uno de los aromas que más le gustan). Recurrimos al suspiro en la expulsión, poniéndole las manos en el pecho para que sienta que el tórax desciende. Al principio le cuesta. Necesita forzar el suspiro. Poco a poco, empieza a respirar con amplitud y se sorprende al sentir que desaparece la sensación de falta de aire.
A continuación, le hacemos tomar conciencia de su tono abdominal con sonido “ssss” y realizamos una pequeña secuencia que le proponemos que haga en casa. Tenemos que ir ajustando de más a menos dificultad. Vemos que hay una tendencia a precipitar los movimientos y bloquear en inspiración. Así que le vamos marcando el ritmo para que no se anticipe. Cuando lo hace, logra controlar el vientre sin activar hombros y se lo mencionamos para que tome conciencia.
Decidimos ponerle las piernas en una silla para facilitar el movimiento y evitar que saque tripa y active el cuello y hombros cada vez que lleva la pierna al pecho. Nuestro objetivo es que consiga tono abdominal e impedir los gestos antes descritos. Le pedimos que acerque una pierna al pecho espirando, con sonido “sss”. De forma alterna, hasta que logra dominar el movimiento sin sacar la tripa. Una vez conseguido, le pedimos que acerque las dos al mismo tiempo.
Le pedimos que para casa practique esta secuencia y camine 20 minutos al día, todos los días, sin fatigarse. Además, que meta los pies en agua con sal, tomillo y romero. Le pedimos que evite también el azucar.
2a sesión
Quedamos a la semana siguiente. Nos comenta que no ha hecho la serie que le dijimos, porque no tiene tiempo y que prefiere venir todas las semanas. Durante las semanas siguientes decidimos centrarnos en movilizar la caja torácica, para poder aumentar la capacidad respiratoria, ya que es una de sus demandas.
Las sesiones las iniciamos en silla. Trabajamos con presión alterna de los pies, giros de cabeza, movimientos dorsales, juego de brazos para mover escápulas y liberar los hombros que se activan continuamente. Trabajamos con las imágenes de una estrella y una diosa. Flexiones de tronco hacia una pierna con suspiro.
Continuamos, en posición tumbada con los pies en la silla, tal y como empezamos en la primera sesión. Para terminar con los pies en la pared en escuadra, con los brazos en cruz en diferentes posiciones, activando los dedos en expulsión.
Al finalizar dice sentir mucha paz y se va encantada por la sensación de poder respirar.
Siguientes sesiones
En las sesiones de las dos semanas siguientes empezamos de pie, en vez de silla, con propuestas para que lleve la fuerza a los pies y liberar la parte de arriba, con el gesto de crecer en la expulsión. Comenta que ha dejado de sentir molestias en la espalda.
Decidimos establecer una serie, con la que empezamos durante las sesiones semanales a las que acude, serie que empezamos siempre en la silla, para pasar a posturas de pie, tumbada y acabar de pie. La serie se puede descargar en pdf. Comentamos los aspectos energéticos de la misma
- En silla. Toma de conciencia. Ejes pies rodillas, isquiones – cima de la cabeza . Buscando la proyección a la vertical mientras va soltando. Ponemos la imagen de una estrella en el pecho (cuarto chakra, corazón-circulación de la sangre) con el mudra de la libertad señalando puntos de acupuntura 1 de Pulmón y 27 de Riñón, relacionado con sistema respiratorio y chakras secundarios de timo y mamilas relacionado con sistema inmune. Los dedos pulgares apuntan hacia el quinto chakra (sistema respiratorio).
- Movilizamos la caja torácica. Todos los movimientos fluidos, la expulsión del aire en forma de suspiro por la boca. Trabajo de garra con los pies, con introducción en algunas sesiones de rotación de los brazos activando desde las escápulas, elevación de la cabeza, para estirar tendón central.
- Flexión de tronco. Le pedimos que empuje con los pies el suelo para impulsarse y que no active los hombros..
- De pie. Movimientos de boca, cuello y hombros.
- Movimiento del agua, dinámico y fluido, que favorece la coordinación, fuerza en los pies y piernas y movimientos de brazos. En conjunto el movimiento es el infinito que le hace pasar por su centro de equilibrio. Codos y rodillas que resuenan con diafragma torácico (ley del 3)
- El siguiente movimiento es el de la diosa.
- Cambiamos de gravedad, y realizamos gatos de rodillas. Las secuencias hacen que tenga que concentrarse mucho. Se da cuenta que precipita los movimientos anticipándolos. Fortalece su espalda.
- Trabajo de coordinación contralateral y mayor apertura de tendón central (vigilando que no cierre el hombro ni esconda el cuello). Poco a poco va consiguiendo acercar nalgas y talones. Trabajamos la zona dorsal, para su cifosis.
- A continuación, trabajamos en posición supina, con las rodillas dobladas, buscando el descanso y la relajación. Movimientos de presión en los pies para recordar los primeros en silla. Flexión de caderas, acercando rodilla al pecho, trabajando la repiración en descarga, para favorecer la circulación de retorno y estirar suavemente la parte poterior. Brazos en cruz, en distintas posiciones con activación de los dedos de las manos en expulsión para abrir el pecho y toda la cintura escapular.
- Acabamos cantando. Om shanti- Om Paz.
CONCLUSIONES AL CABO DE 12 SEMANAS:
Nuestras:
Ha mejorado mucho su respiración aunque su hábito continúa cuando no es consciente de ello. Nos parece muy importante, porque ella se da cuenta y voluntariamente interviene para evitar esa sensación de falta de aire de la que nos hablaba al principio. En este sentido el suspiro es una forma sencilla que puede incorporar en su vida diaria para liberar. Todos los movimientos en silla trabajando todas las direcciones de la columna de forma fluida y con suspiro influyen en la amplitud respiratoria. Es un antes y un después en cuanto a la expansión. Durante las sesiones no siente dolor en la espalda, aunque le sigue molestando cuando anda mucho.
Siempre viene a las sesiones corriendo. Dice que lo hace todo deprisa y así lo refleja en la práctica. Necesita concentrarse mucho para no precipitar los movimientos y anticiparse. Es un factor clave que provoca su bloqueo en inspiración. A base de pararle y pedirle que vuelva a empezar ella misma se va dando cuenta y corrige. Ha mejorado el uso del tono abdominal. El sonido sssss y la dedicación expresa durante gran parte del tiempo de las primeras sesiones ha sido fundamental. «Hemos cultivado la paciencia todos».
La sugerencia, como tarea para casa, de no sólo darse cuenta de la dispersión que le genera su acelere (ella es consciente de ello) sino que con pequeñas rutinas se detenga y lo observe. Por ejemplo:
- Cuando mi pensamiento se anticipa a la acción, me doy cuenta, paro y respiro con amplitud.
- Cuando me fatigo subiendo las cuestas paro, descanso hasta sentir que el latido del corazón se normaliza, respiro con amplitud un par de veces y sigo.
- Cuando desempeño todas las actividades semanales que hago (pintura, excursiones para conocer los barrios de Madrid, estiramientos, ir al teatro, actividades con los nietos) y le pongo intensidad observar la respiración.
A pesar de definirse como «impaciente y no constante» («Empiezo con entusiasmo pero me desinflo rápidamente»), agradecemos su receptividad, voluntad y las ganas que le pone en todo lo que le proponemos.
De ella:
Mayor conciencia postural incorporada a lo largo del día. Cuando va andando, en el autobús, fijándose en el reflejo de su imagen en los cristales de la calle… Recuerda contínuamente nuestras indicaciones de crecer, soltar hombros… «Es un sin vivir» comenta en plan chistoso.
- Aunque al principio usaba la respiración sólo cuando se acordaba para dormir reconoce que está durmiendo mucho mejor.
- Se ha hecho más consciente de la fatiga que le provoca hablar deprisa y comenta: «tengo tanto que decir…».
Nos comenta que quiere seguir con las sesiones individuales para poder incorporarse a las sesiones grupales.
Belén Pastor Perdiguero
Jesús González Torres
almayogamadrid.com
Marzo 2022