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PRANA Y PRANAYAMA

¿Si  todos respiramos, más o menos bien, porqué el Yoga nos dice que tenemos que respirar de una forma profunda, sutil, regular y consciente? Para entenderlo, resulta interesante explicar el concepto de que podemos dirigir en nuestro sistema el Prana a través de la respiración.

¿Qué es el Prana?

En la tradición la definición que se suele dar es Prakarshena anati gacchati iti pranayamahque quiere decir: el Prana es aquello que se mueve muy bien en cualquier lugar. Simple no?…Esa no es nada mas que una definición de Energía y de Conciencia. Según la tradición el Prana es inseparable del concepto del Purusha, la fuente de la Conciencia, ese Purusha que existe en nosotros como en cualquier manifestación viva de nuestro universo. Sin el Purusha el Prana no existe y no hay vida, así que cuando nos morimos el Purusha y el Prana salen de nuestro cuerpo físico. Con una imagen podríamos decir que el sol sería el Purusha y la luz que el sol emana el Prana.

Entonces según la tradición el Prana es la fuerza que permite, a través del Purusha, activar los cinco sentidos y la mente para entrar en contacto con la realidad, percibir sus manifestaciones y dar una respuesta adecuada. ¿Que significa esto? Que si el Prana es de buena calidad, si puede circular libremente y si puede acumularse correctamente, entonces nosotros podemos gozar de salud y tener una vida mas plena. En otras palabras: si los sentidos perciben sin obstáculos y la mente tiene la suficiente claridad para elaborar lo que los sentidos le transmiten, la respuesta será adecuada a las circunstancias y no habrá sufrimiento.

Si el Prana no es de buena calidad, si no circula correctamente, si no activa las funciones fisiológicas que le corresponden, la mente estará confundida y será incapaz de interpretar las informaciones que le envían los sentidos, entonces cometeremos errores y generaremos sufrimiento. El Yoga ha nacido sobre este concepto, como una técnica para que nuestra cualidad pránica permita a nuestro Purusha expresarse en la interacción con el universo que nos rodea de manera armoniosa.

Para eso el Yoga nos enseña diferentes técnicas donde la mas importante de cara al Prana es lo que llamamos Pranayama. En la tradición el Pranayama se considera la principal fuente de Tapas, “la eliminación de los defectos” como la define Vyasa, uno de los principales comentaristas de Patanjali.

La palabra “defectos” tiene muchos niveles de comprensión: desde una dimensión física de eliminación de los desechos acumulados en el cuerpo, a una eliminación de emociones que son tóxicas para nuestro sistema, a pensamientos o patrones mentales repetitivos y sus emociones relacionadas (samsakaras y vasanas). Así la función fundamental del Pranayama, sea en forma de respiración conciente durante las asanas, que en las técnicas mas conocidas tradicionalmente como Pranayamas, ha sido la de purificar.

El Hatha Yoga Pradipika dice incluso que no podemos emprender las técnicas de pranayama, hasta que no dominemos correctamente los asanas. El porqué es que el trabajo de asanas ya va creando una purificación en el sistema físico, flexibilizando y reforzando los canales energéticos para que mas tarde, en las prácticas de Pranayama, se pueda encauzar el Prana por esos canales (nadis). Para comprender mejor estos conceptos, voy a basarme en un texto de la tradición, la Taittirya Upanishad.

En este texto los diferentes cuerpos (Mayas) que nos componen vienen representados como pájaros. Se trata de Annamaya, el cuerpo físico, Pranamaya, el cuerpo energético, Manomaya, el intelecto o sistema cognitivo, Vijñanamaya, el cuerpo psíquico o personalidad y Anandamaya, el cuerpo emocional-espiritual.

Un pájaro tiene una cabeza, un cuerpo, dos alas y una cola. En el caso del sistema energético (Pranamaya) la cabeza está representada por Prana Vayu, uno de los cinco alientos vitales en que el Prana, como energía cósmica, se transforma en nuestro cuerpo humano, cumpliendo varias funciones. Eso significa que para que haya una buena calidad energética en nuestro sistema tiene que haber una buena acumulación de Prana, en los lugares que le corresponden. Las dos alas están representadas por Apana Vayu, la energía de eliminación y Vyana Vayu, la energía de distribución. La motivación se puede comprender fácilmente: cada vez que hay una acumulación debe haber al mismo tiempo una correcta eliminación (Apana) para que haya una buena distribución (Vyana). A veces se nos olvida la importancia de la eliminación.

Tenemos la tendencia a acumular alimentos, objetos, experiencias, emociones, estímulos sensitivos, ya que nuestra sociedad está basada en esa dinámica, pero rara vez lo que acumulamos es Prana. Y, sobre todo, no eliminamos. El tronco del pajaro está representado por Akasha, el espacio. Pensar en una tubería: si hay una obstrucción los líquidos no pueden circular; lo mismo pasa en nuestros canales energéticos: si no hay espacio el Prana no puede circular. Este es uno de los grandes efectos que podemos ver en los alumnos que vienen a clase de yoga por primera vez: aprenden a relajarse y el espacio que eso genera en su interior les permite sentirse mejor en poco tiempo.

La razón es porque una de las primeras cosas que como profesores aprendemos en nuestra formación es enseñar a los estudiantes a alargar la exhalación. Exhalar es eliminar, liberar, soltar, activando Vyana Vayu, la energía que se ocupa de eso. Así que algo que se ha quedado bloqueado, atrapado dentro de mi se suelta y tiene una vía de salida. El concepto de sanación en el yoga pasa por soltar; en el yoga no añadimos nada, solo creamos las condiciones para que la fuerza vital pueda circular libremente restableciendo la salud.

Así que una persona que aprende a relajarse y a alargar la exhalación, aprende también a soltar tensiones físicas, psíquicas y emocionales creando espacio (Akasha) en su interior, y permitiendo otra vez al Prana acumularse y circular.

Si miramos a la cola del pajaro, está representada por Prthvi, la tierra, que aquí representa la estructura; si no hay estructura y firmeza en los canales energéticos, si no hay cauce, aún habiendo el espacio correcto la energía se puede echar a perder. Así que cuando en nuestro nadis hay una buena estructura (Prthvi) y espacio interno (Akasha), el pájaro puede volar, ya que sus alas, la eliminación (Apana) y la distribución (Vyana), están fuertes y así la cabeza puede dirigirse hacía una buena acumulación de Prana.

Asana sirve para crear ese espacio y esa estructura en nuestros canales energéticos. Cuando hacemos  Pranayama, o sea la regulación consciente y deliberada de la respiración, podemos dirigir el prana hacía los canales principales de nuestro sistema. No hay que olvidar que Vyana vayu, la energía que se ocupa de la distribución, se activa principalmente a través de la conciencia, la visualización, la intención (Bhavana). Es por eso que es tan importante tener claro el objetivo de la práctica que proponemos a un alumno para su sanación: sin un objetivo al que dirigirle, sin un Bhavana correcto, no le ayudamos a utilizar todo el potencial energético que tiene.

Si hacemos referencia a otro gran texto de la tradición, los Yoga Sutras, podemos encontrar que en el primer capítulo, entre las primeras técnicas para calmar la mente que nos sugiere Patanjali, está la de aprender a alargar la exhalación y la retención en vacío (Y.S. I.34). Así que los principales elementos que ayudan la mente a centrarse son estas dos fases de la respiración. Es, sin embargo en el segundo capítulo que Patanjali nos sugiere utilizar el Pranayama (Y.S. II.49 – 50 – 52) como regulación consciente y deliberada de todos los componentes de la respiración, con el objetivo de reducir los obstáculos para una clara percepción y de allí poder encontrar un estado meditativo.

Así que volvemos al concepto del principio: la función primaria del Pranayama es permitir al Purusha, la fuente de la Conciencia, comunicarse y dirigirnos hacía una vida más armoniosa a través de una mente clara. No olvidemos que en el Hatha Yoga Pradipika se dice que allí donde va la mente va nuestra energía, así que si por lo menos una vez al día, en nuestra práctica de yoga, podemos dirigir la mente voluntariamente allí donde necesitamos, nuestra salud seguramente mejoraría.

No olvidamos además que nuestros hábitos vitales diarios tienden a desvitalizar nuestra cualidad energética interna: vivimos en ciudades contaminadas, nos cubrimos con tejidos sintéticos, estamos rodeados de aparatos eléctricos, hay contaminación eléctromagnética y en consecuencia hay carencia de iones negativos y poca posibilidad de descargar los positivos que acumulamos. Si a eso añadimos la cualidad de lo que comemos, de lo que pensamos y sentimos…. Así que la práctica diaria de asana y pranayama nos pueden ayudar a recuperar nuestro potencial energético equilibrando la desvitalización a la que estamos expuestos.

Hay dibujos bastante conocidos que representan el ser humano y la casi infinita cantidad de Nadis por donde circula el Prana, pero los tres principales son Sushumna Nadi, que va de la base de la columna vertebral a la coronilla, y los 2 Nadis Ida y Pingala que corren a los lados del canal central hasta desembocar en la nariz. Según el Yogayajñavalkya Samhita y el Yoga Taravalli, otros textos de la tradición, se dice que cuando hay toxicidad (en el yoga este nunca es un concepto solo fisico, sino tambien psíquico y emocional) esta tiende a acumularse en la base del canal central, bloqueándolo.

En otras tradiciones viene representado como una serpiente enroscada conocida como Kundalini. Según la tradición el efecto del pranayama tiene que ser el de eliminar progresivamente el acumulo de esa toxicidad, activando a través de la inspiración Jathara Agni, el fuego simbólico que se coloca en el centro del cuerpo, para que queme los desechos que se eliminaran a través de la exhalación. Aquí entra el gran valor de las retenciones (Kumbhaka), ya que al retener con los pulmones llenos la combustión se acentúa y reteniendo con los pulmones vacíos eso pasa en la eliminación.

Esto permite que progresivamente el Prana se vaya acumulando primero en los Nadis laterales (Ida y Pingala) y, una vez eliminada la toxicidad, el Prana entre en el canal central. No quiere decir que sin hacer yoga ese canal siempre estará taponado. En realidad, cada vez que experimentamos un estado de claridad mental y paz interior el Prana está circulando en Sushumna, solo que nuestro objetivo es que esto pueda ser un efecto cada vez mas presente en nuestra vida, y para eso utilizamos las herramientas del yoga.

Si pensamos al efecto de uno de los pranayamas más conocido, Nadi Shuddi (que significa limpieza de los Nadis), su trabajo en los Nadis laterales es como el de un deshollinador de una chimenea: en la repetición constante del Pranayama conseguimos llevar esas impurezas cada vez más cerca del fuego eliminándolas, hasta que el Prana llega a entrar en el Sushumna Nadi alimentando los Chakras en sus funciones físicas, psíquicas y espirituales.

Una cosa importante hablando de Pranayama está en relación con las fases vitales. Mientras que de niños el potencial vital y energético es tan grande que apenas necesita intervención, de mayores -especialmente en esa fase de la vida donde nuestras responsabilidades familiares, laborales y sociales son tan dominantes generando estrés- nuestro prana necesita un cuidado mucho mayor.

Podemos decir que entre los 25 y los 65 años es más importante el trabajo energético que podemos realizar a través de la respiración que el trabajo físico a través de âsana. En esta fase vital el tiempo que una persona puede dedicar al yoga es muy limitado y uno de los desafíos del profesor de yoga es justamente diseñar la práctica más eficaz a nivel físico, energético y mental para un alumno que solo puede dedicarle 20 minutos al día. En estos casos las técnicas respiratorias, por las razones antes mencionadas, son seguramente la solución. Trabajar la respiración es trabajar la cualidad energética. Si además añado una imagen que favorezca la amplitud y profundidad de la respiración (ej.:“deja que el cielo entre en tus pulmones”) su eficacia aumentará.

Y como el sistema nervioso se puede considerar como la primera densificación de los nadis a nivel físico, ese también se fortalecerá con la inevitable recaída positiva sobre el sistema inmunitario. Para hacer Pranayama los mecanismos inconscientes de la respiración (asociados a menudo con patrones emocionales) tienen que transformarse en patrones conscientes y voluntarios, desarrollando así la capacidad de reaccionar de forma consciente ante acontecimientos vitales estresantes.

Trabajando la respiración consciente, trabajamos el sistema neuro-vegetativo parasimpático, el de la relajación, quitando la dominancia tan acentuada del simpático que está asociado a la respuesta al estrés (ataque-huida). Y para poder regular la respiración tenemos que haber aprendido la lentitud, la calma, el ritmo, la relajación. Como nos dice Patanjali (Y.S.I.52) el Pranayama, cuya traducción es «extensión del Prana», es tal solo si la respiración es larga y sutil (Dirgha y Sukshma). Sin esas cualidades la respiración inmediatamente se altera, se desequilibra. Por eso el Pranayama necesita de una práctica constante y repetida en el tiempo, porque ese espacio interno y esa limpieza energética que genera tienen que aparecer con la justa progresión, permitiendo drenar esas emociones que a veces cualificamos como “negativas” o esos bloqueos relacionados con antiguas experiencias vitales que van apareciendo.

Hay otras fuentes de Prana, además de la respiración, ya que esa fuerza vital está en todo. Una es la de los alimentos. Por eso en el Ayurveda no se habla de vitaminas o proteinas, cuanto de sabores o colores que son manifestaciones de ese Prana. Otra fuente de Prana es el Prana solar, ya que nuestro planeta no existiría sin el sol. El prana solar es la luz. La luz crea una forma de carga electromagnetica cuando entra en contacto con los elementos de la naturaleza que son losiones negativos, es la carga vital que percibimos cuando estamosdando un paseo en la naturaleza y nos sentimos energeticos y vitales.

Grazia Suffriti´