Por Grazia Suffriti
En este Sutra Patañjali nos propone un tipo de investigación (samyama) sobre algo muy importante para yogaterapeutas, la observación de la comunicación con los alumnos en sesiones individuales.
Nos dice que en la comunicación hay tres elementos que intervienen: Shabda, Artha y Pratyaya. A través de la confusión que se genera por la interconexión de estos tres componentes, se produce una comunicación incorrecta o que puede generar incomprensión.
Shabda
Es el sonido real de las palabras. Implica lo que sale de mi boca, la expresión sonora. Es habitualmente verbal o a veces solo sonoras, incluyendo el tono, la pausa, los silencios.
Artha
Es lo que representan las palabras emitidas, el objeto al que se refieren, el significado de las palabras utilizadas en la expresión verbal.
Pratyayānām
Se refiere a la experiencia individual que asociamos a las palabras. Y es aquí donde muchas veces sale el problema, ya que esas palabras pueden tener un matiz emocional para la otra persona que yo desconozco. Por ejemplo, “felicidad” para mí puede significar una cosa y para la otra persona una cosa totalmente diferente.
Esto incluye ideas, imágenes, fantasías, memorias que se asocian a esas palabras, y es aquí donde los yogaterapéutas incluimos los vâsanas (traumas o impresiones del pasado) y samskâra (patrones y creencias).
Este Sutra nos alerta de que habitualmente no somos conscientes de la diferencia entre los 3 elementos citados e infravaloramos el colorido emocional individual que pueda tener la forma de expresarse. Cuando nos comunicamos, siempre está presente lo que tu transmites desde tu experiencia vital y lo que yo recibo desde la experiencia que yo tengo de esas palabras.
La escucha como yogaterapeuta me parece un elemento muy importante de la observación. Y esa escucha atenta, sin expectativas o interpretación, sin juicio, es un gran desafío. Sobre todo, porque nuestra experiencia personal nos lleva a interpretar el discurso de la persona que tenemos en frente según nuestra propia vivencia.
Si añadimos que la comunicación del alumno que atendemos está a veces cargada de expectativas, o miedo al juicio, o desconfianza, y quizá de la preocupación y estrés que lleva su día a día, ¡el pastel está completo!
Lo que nos sugiere Patañjali es: meditando con atención sobre las partes constituyentes de la comunicación (Shabda, Artha y Pratyaya) comprenderemos y tendremos el conocimiento de la comunicación de todos los seres. ¡Sutra interesante para los que quieren aprender idiomas! A parte la broma, creo que ese «todos los seres» es una experiencia más común de lo que creemos.
¿A nadie ha pasado que de viaje al extranjero ha sido capaz de comunicar con una persona desconocida, sin conocer su idioma, solo porque estaba relajado y atento a comprender a través de la intuición y de la observación del tono, la expresión, el gesto, y la empatía? ¿Y los que tenemos animales de compañía, cuántas veces hemos entendido intuitivamente el mensaje de nuestra mascota solo porque estábamos jugando con alegría y ternura?
Eso me sugiere una cosa: para saber escuchar hay que acallar la mente, y recibir desde el corazón, con pureza de intención, lo que el alumno quiere transmitir. Esto sin perder la más importante que sugiere Patañjali: investigar sobre los aspectos del lenguaje desmenuzado las partes y cuidando que mi propia comunicación sea clara, directa, respetuosa, haciéndome cargo de la pregunta “¿si hablo, mi alumno será capaz de entender correctamente lo que quiero expresarle?”.