Por Grazia Suffriti.
Patañjali nos dice que el resultado de un camino de los 8 pasos (ashtânga) que describe en el segundo capítulo debería de llevarnos hacia una transformación profunda, desde el corazón. Nos sugiere que observemos atentamente si aún seguimos patrones que podamos asociar a los que describe como los yoguis blancos (Shukla Yogui), negros (Krishna Yogui) o grises (Shukla-Krishna Yogui).
Shukla Yogui
Podríamos definir como «blanco» un yogui que usa sus cualidades para un buen propósito, intenta portarse bien, pero con la expectativa de un resultado. Con sus enseñanzas busca aprecio, reconocimiento o aceptación por parte de sus alumnos. Sus intenciones y acciones son positivas, pero carece de desapego y eso genera algunas consecuencias.
Krisna Yogui
El Krisna Yogui, el «oscuro», es el yogui que usa sus cualidades para conseguir un objetivo. Puede ser algo sutil, influyendo y manipulando a los alumnos para su beneficio personal, a favor de cierto éxito, poder o seducción. Lo mismo podríamos decir de ciertos practicantes que utilizan el yoga con la única intención de perder peso, de ser más atractivos, llenos de energía o incluso solo buscan evitar la enfermedad.
Shukla-Krishna Yogui
Los yoguis que alternamos un patrón y otro, podríamos definirnos como grises. Nos parece que actuamos con buenas intenciones, pero el desarrollo o el resultado no se corresponden al propósito. Puede que el éxito de nuestras propuestas o, al revés, la presión económica de nuestras salas, pueden llevarnos a elecciones poco coherentes, a pesar de la buena voluntad inicial. A veces nos dejamos llevar por la inseguridad o simplemente por el temor de resultar poco atractivos a los alumnos, introduciendo prácticas que no tienen nada que ver con el yoga.
¿Cuántas y cuáles emociones nos conducen a desviarnos de nuestras buenas intenciones? Sin juzgarnos, podríamos aprovechar este Sutra para conocernos más a fondo. En las Upanishads se dice que el sol llega a todos los lugares, y lo mismo hace el Prâna. Hacer prácticas profundas y continuadas de yoga, hace que el Prâna llegue también a los lugares más oscuros. Igual que el sol, que hace crecer de la misma manera la lechuga y la ortiga.
Por eso es tan importante estar siempre acompañados en el camino, dicen los textos tradicionales, para que el maestro te ayude a ver qué parte de ti se está alimentando a través de tu trabajo personal. ¿Tal vez se estén fortaleciendo algunos vâsanas o samskâras, que tú solo eres incapaz de ver? ¿Tal vez aparezcan los desafíos más grandes y la necesidad de revisar de nuevo los obstáculos o kleshas que se están reforzando sin que nos demos cuenta?
Karma Yogui
El Karma Yogui, dice Patañjali en este sutra, no es ni blanco ni negro, ya no está afectado por la dualidad, está en un camino avanzado. Actúa desde un lugar donde no hay intereses personales. Le conduce una buena comprensión de la vida, cierta paz interior y claridad de dirección, ha conseguido ya una integración del proceso del Yoga y no tiene interés personal en lo que hace (vairagyam). No tiene ambición, no quiere beneficios, no necesita reconocimientos. Hace las cosas porque siente que las tiene que hacer desde un lugar de pureza. Su acción no es personal, es simplemente lo que tiene que cumplir (dharma) y no deja consecuencias negativas (karma). Trabaja desde la cualidad de Ishvara Pranidhana, con total desapego.
¿Cuál de estos yoguis nos resuena más?