
Por Víctor Morera
Yogaterapeuta, fundador de Pranamanasyoga.
Una propuesta de yoga terapéutico para relajar la tensión ocular y tomar conciencia de los gestos y actitudes que la generan. En esta publicación compartiré dos sesiones de yoga terapéutico diseñadas para una misma persona. A través de estas prácticas, exploraremos cómo ciertos gestos y actitudes, muchas veces inconscientes y fruto de patrones aprendidos, pueden generar tensiones en el cuerpo —especialmente en la zona ocular— y convertirse en el origen de diversas molestias o síntomas.
Antes de presentar el ejemplo, es fundamental reconocer cómo un cambio en nuestra manera de hacer las cosas puede impactar significativamente en nuestra vida. En el yoga, uno de los términos en sánscrito que define la enfermedad es Duḥkham, que se traduce como falta de espacio, sentirnos apretados, prisioneros o ahogados. Por otro lado, la salud se denomina Sukham, que evoca una sensación de amplitud y libertad.
Recientemente, atendí a una mujer de 42 años que ya había tratado hacia un para de años, cuyos síntomas eran bruxismo, dolores de cabeza y vértigos. En esta ocasión, su consulta se debía a jaquecas severas, que incluso le ocasionaron pérdida temporal de visión. Al indagar sobre su vida diaria, me compartió que había comenzado a estudiar para unas oposiciones, y que había dejado su trabajo como ingeniera de estructuras, ya que había tenido episodios de mucho estrés con bajas por ansiedad.
Con el conocimiento que tengo de ella, le propuse una práctica de Movimiento Orgánico Consciente® (MOC) para transformar su enfoque hacia el estudio. La práctica se centra en tomar conciencia de la respiración y la forma en que dirige su mirada, mientras estudia.
A menudo, cuando nos concentramos en tareas que requieren esfuerzo, la respiración se acorta y el cuello tiende a tensarse. Por eso, le sugerí que practicara una mirada relajada y una respiración amplia mientras estudia. Este entrenamiento se convierte en una herramienta poderosa para mejorar su experiencia de aprendizaje.
A los 15 días, en nuestra siguiente sesión, me mencionó que sus dolores de cabeza se habían reducido considerablemente. También había invertido en una silla con reposacabezas, lo que le permite tomar conciencia de su postura y la tensión que crea al inclinarse hacia adelante.
Durante nuestras conversaciones, exploramos el significado de palabras como esfuerzo, estudio y obligación. Ella compartió que su madre solía repetirle: «hay que ser la mejor». En respuesta, le propuse una práctica que se adjunta al final de este texto. La práctica tiene relación con las zonas corporales que se contraen cuando evoca el recuerdo de su madre en relación con ella y su exigencia.
En nuestra metodología, seguimos un mantra esencial: “no es lo que haces, sino cómo lo haces”. La clave radica en cambiar la actitud para transformar el gesto. Sin embargo, la dificultad reside en reconocer que nuestras actitudes están condicionadas por creencias y la memoria de cómo aprendimos a hacer las cosas. Este aprendizaje, frecuentemente basado en un sistema de premios y castigos, puede ser útil en ciertas situaciones, pero también puede convertirse en un obstáculo para el desarrollo personal.
Por esta razón, enfatizamos la importancia de que los movimientos expresen cualidades e imágenes como claridad, ternura, amabilidad y vigor. Esto ayuda a las personas a salir de su patrón habitual y automático. Al hacerlo, logran percibirse de una manera diferente, explorando registros no habituales que facilitan la reducción de tensiones, una mayor movilización del prana en el cuerpo y un estado mental que permite una observación más objetiva de uno mismo.
Práctica 1
MOC® miradas. La relación de los ojos y la manera de mirar.
Este MOC nace de la necesidad de ayudar a las personas que pasan muchas horas delante del ordenador, a las que están estudiando y esto les crea cansancio, dolor de cuello o de cabeza. Es muy habitual que con mayor cansancio, aparezca el gesto es adelantar la cabeza, lo cual genera más tensión en el cuello dificultando el movimiento de la caja torácica y del diafragma.
Tomamos la respiración como soporte y guía. La actitud aprendida de ver, oír, oler, etc. determina la propia experiencia de la percepción y en mayor o menor medida la energía que usamos en el acto de percibir y sentir.
Siéntate con la espalda bien apoyada y si es posible la cabeza también. Pon un objeto como a unos tres metros de distancia. Conecta con tu respiración, con la intención de comprobar los cambios que se dan en la misma con las diferentes miradas que te propongo.
1. Mira el objeto con todo detalle. Fíjate en los más pequeños detalles del mismo, mientras que observas la respiración.
2. Mira el objeto en su globalidad. Fíjate en su volumen, en sus dimensiones y el color general, mientras que observas la respiración.
3. Mira el objeto y el espacio que le rodea, como medio metro a su alrededor, mientras que observas la respiración.
4. Mira el objeto y el espacio donde esta situado. Sin dejar de ver el objeto al mismo tiempo percibe todo el espacio que te rodea, mientras que observas la respiración.
5. Si con esta última mirada más amplia y espacial la respiración se ha ampliado y hecho más pausada, intenta lentamente, sin perder la amplitud respiratoria y atendiendo a las sensaciones que esta mirada te provoca, volver a mirar el objeto con todo detalle.
Se trata de que puedas mirar el objeto con todo el detalle sin que la respiración disminuya su amplitud. Con entrenamiento conseguirás mantener una mirada concentrada sin tensión en los ojos y una respiración amplia.
Es importante corregir la posición de la cabeza cuando esta la percibas adelantada. Para todas las personas que trabajen con ordenador considero fundamental que las sillas tengan reposacabezas y que las pantallas queden a la altura de los ojos.
Tenemos un dicho: la mesa del trabajo se adapta a mí no yo a ella.
Práctica 2
1.
– Toma consciencia de lo que para ti significan las palabras de tu madre «Hay que ser la mejor».
– Contrae con fuerza los músculos de la cara, incluidos los ojos y boca. Relaja lentamente. Hazlo edntre 3 y 5 veces.
– Haz lo mismo con los hombros, el abdomen y las piernas
2.
– Mueve los ojos haciendo círculos grandes en ambos sentidos
– Mueve la boca con sensibilidad
– Mueve el cuello con ternura
– Mueve los hombros con amplitud
– Mueve las manos y muñecas con energía
3.
Inspira en el abdomen, exhala suspirando.
Repite 6 veces
4.
Mirada amplia y relajada.