Kate Holcombe es la fundadora de Healing Yoga Foundation, un centro sin ánimo de lucro con sede en San Francisco, dedicado a transmitir las enseñanzas de Viniyoga de T Krishnamacharya y TKV Desikachar.
En 1991, Kate Holcombe, alumna del Programa de Estudios en el Extranjero de la Universidad de Colgate en India, durante su estancia en Chennai le atropelló una motocicleta mientras cruzaba la calle. Mary Louise Skelton (Mary Lou), codirectora del programa de Colgate, había sido alumna durante muchos años del maestro de yoga T.K.V. Desikachar y ayudó a Kate en su rehabilitación y curación.
Más tarde, Kate fue contratada para dirigir el Programa de Estudios en el Extranjero de Colgate en la India y tuvo la suerte de pasar años siguientes en Chennai, estudiando personalmente con Desikachar. Después de casi 10 años de estudio intensivo, Kate regresó en el año 2000 a los Estados Unidos. Inspirada por sus maestra Mary Lou y Desikachar, y en su honor, trajo consigo el sueño de fundar una organización sin ánimo de lucro en San Francisco, basada en Las enseñanzas de Krishnamacharya.
¿Qué es lo que te atrajo del Viniyoga?
Conocí el yoga por primera vez en 1991 cuando asistí al programa de estudios en el extranjero de la Universidad de Colgate en Chennai, India (entonces Madrás). Conocí a Mary Louise Skelton (la codirectora del programa) en Colgate y me impresionó. Me enteré de que había estado estudiando mucho tiempo con Srī T. Krishnamacharya y, más recientemente con Srī TKV Desikachar, después de que Krishnamacharya falleciera, a la edad de 101 años. Cuando llegué a la India para asistir al programa con Srī TKV Desikachar me apunté a clase para aprender los Yogasūtra de Patanjali. Esa clase fue mi primer contacto con el yoga y allí comenzó mi amor por los yogasūtra. Dos meses después de llegar a la India, me atropelló una moto mientras iba en bicicleta. A causa del accidente, sentía muchos dolores y casi no podía sentarme, ni caminar. Mary Lou me llevó a ver a Srī Desikachar y me diseñó una práctica personalizada que me ayudó en el proceso de sanación. Cuando meses después regresé a Estados Unidos, los médicos no podían creer lo bien que me recuperé y sané, y valoraron positivamente la práctica de Srī Desikachar que les había mostrado.
¿Qué te impulsó enseñar Viniyoga a los enfermos de cáncer?
La Universidad de Colgate me contrató para su programa de estudios en el extranjero en India, así que tuve la suerte de vivir y trabajar en Chennai (y poder continuar mis estudios de yoga) desde 1991 hasta 2000. Me había hecho muy amiga de Mary Lou y pasé mucho tiempo con ella después de su recaída de cáncer de mama. En 1995, estuve con ella sus últimas tres semanas de vida y comprobé lo mucho que la ayudaron todos sus años de estudio de yoga. A pesar de los dolores en su cuerpo (además de que no quería morirse), realmente no estaba sufriendo. Ser testigo de cuánto le ayudó el yoga a Mary Lou, durante su proceso de muerte, cambió mi vida. Cuando regresé a Chennai para trabajar unas semanas después de su muerte, le pedí a Srī Desikachar que me enseñara cómo podía ayudar a las personas a las personas con cáncer con el yoga, tal y como él había ayudado a Mary Lou. Ese fue mi objetivo desde el principio: Mary Lou me había dado mucho y quería devolver a los demás todo lo que había recibido de ella. Srī Desikachar accedió a enseñarme y, desde entonces, siempre he estado agradecida de lo que recibí de él y siempre he querido compartir todo lo que recibí. En 1998, regresé a Estados Unidos, trabajé seis meses y después regresé a Chennai, donde me quedé otros dos años. Srī Desikachar me presentó a Michael Lerner de Commonweal, en Bolinas, California, con quien hice un voluntariado durante un breve período. Cuando regresé a San Francisco en 2000, continué trabajando para Commonweal y pronto comencé a enseñar yoga a personas con cáncer. Me siento muy afortunada.
¿Con qué frecuencia das clase a los alumnos y cuánto dura cada sesión?
Cuando regresé a San Francisco con mi marido en el año 2000, me puse en contacto con varias organizaciones sin ánimo de lucro y me ofrecí como voluntaria para enseñarles yoga. Una de las clases que impartí fue para mujeres con cáncer de mama en un hospital de San Francisco. Daba clases dos veces por semana. Las clases eran de 90 minutos. También impartía clases en Commonweal, como mencioné anteriormente. El Programa de ayuda para personas con cáncer de Commonweal es un programa residencial de una semana que se ofrece seis veces al año. Durante la estancia, se ofrecen clases de yoga dos veces al día. Las clases duran 75 minutos. En 2006 fundamos la Healing Yoga Foundation, una organización sin ánimo de lucro donde ofrecimos clases grupales semanales, clases individuales y estancias de un día para personas con cáncer. Las clases generalmente duran entre 75 y 90 minutos. También he dado clases a muchas personas con cáncer que realizan la práctica en sus hogares. La duración y la frecuencia de estas clases varían bastante, dependiendo de muchos factores. Todas las clases se personalizan según las necesidades específicas de la persona. Incluso las clases grupales siguen este principio.
¿Qué tipo de herramientas les ofreces y cómo las reciben?
Todas las clases que enseño a personas con cáncer incluyen un chequeo, prácticas de respiración guiadas, meditación guiada, āsana y relajación profunda guiada. Comienzo cada clase con un chequeo, porque muchas cosas cambian durante el tratamiento del cáncer de un día a otro, incluso de una hora a otra. Adaptar la práctica según los niveles de energía, dolor e incomodidad y otros síntomas es de vital importancia.
Si bien cada clase es personalizada, hay algunas herramientas específicas que ofrezco constantemente tanto en clases privadas como grupales. Siempre enseño la respiración diafragmática relajada con una exhalación ligeramente prolongada (cómoda). Esto no solo activa el sistema nervioso parasimpático (respuesta de relajación), sino que también el sistema linfático, ya que la mayoría de nuestros ganglios linfáticos están dentro y alrededor del diafragma.
También me gusta usar sītalī por su efecto refrescante y antiinflamatorio. El nyāsam también es muy efectivo para calmar y reducir la ansiedad y controlar el dolor. Encuentro que las personas a las que enseño aprecian mucho las herramientas sencillas, pero poderosas, que pueden practicar en cualquier lugar: sentarse y esperar una cita, descansar en casa, recibir una sesión de quimioterapia, incluso durante una exploración. Estas prácticas son generalmente muy efectivas para ayudarlos a sentirse más conectados con sus cuerpos, para controlar los síntomas y reducir el dolor, y para dormir y relajarse mejor.
¿Qué efectos positivos has observados en tus alumnos?
Durante y después del tratamiento del cáncer, muchos alumnos sienten que no pueden asistir a clases que se ofrecen en estudios o centros de yoga, porque no pueden “hacer” muchas de las posturas. Lo cual es verdad, porque uno de los efectos secundarios del tratamiento es la fatiga, lo cual afecta a la práctica de āsana. Por eso las prácticas personalizadas son tan importantes. Cuando yo inicié mi tratamiento para el cáncer de mama, uno de los medicamentos que estaba tomando (y sigo tomando) me dañó las manos y la muñeca. A día de hoy, no puedo hacer el saludo al sol, el perro boca abajo ni ninguna postura que requiera peso en mis manos o muñecas. Estoy muy agradecida de haber aprendido y estudiado en esta tradición y de haber podido adaptar mi propia práctica y las prácticas de muchas personas, para abordar y apoyar las necesidades individuales para que cualquier persona que esté pasando por un tratamiento contra el cáncer pueda beneficiarse de las herramientas del yoga.
¿Con qué dificultades te has encontrado al enseñar Viniyoga a tus alumnos?
Creo que el problema principal es la constancia. Dado que los niveles de energía, los niveles de dolor y otros efectos secundarios varían mucho a lo largo del tratamiento, asistir a clases o practicar en casa, a la misma hora cada semana (o día) puede representar un problema. Trato de recordarles a mis alumnos que sean amables y cariñosos consigo mismos. Les recuerdo que cualquier cosa que puedan hacer por sí mismos, aunque solo sea su āsana favorita, o tres respiraciones conscientes y profundas, cuenta como “práctica”.
¿Qué es lo más importante para los pacientes con cáncer?
En mi opinión y experiencia personal, lo más importante es sentirse escuchada, y sentir que todo lo que se siente y experimenta está bien. El cáncer puede representar muchos cambios: físicos, mentales, emocionales y espirituales. Es importante permitir y dar permiso a todos esos sentimientos y experiencias. También es importante recordar que el cáncer es causado por muchos factores. Por desgracia, durante los años que he trabajado con personas con cáncer, a veces he visto una tendencia a culpabilizarse, o sentir que deberían haber hecho algo diferente o «mejor», para prevenirlo o curarlo (y esto, lamentablemente, a veces lo refuerzan algunas personas en la comunidad de yoga que hablan de “manifestar” tu realidad). Esta forma de pensar y hablar es dañina y simplemente falsa. Hay tantas causas en el cáncer. La vida es un misterio, y cómo nos curamos o no nos curamos del cáncer también es un misterio. Como aprendí de los yogasūtra, el objetivo es aprender a influir en mi experiencia, independientemente de mis circunstancias, y centrarme en cómo puedo avanzar positivamente (en lugar de sentirme atrapado en lo que no puedo cambiar o está fuera de mi control). El cáncer ya es bastante duro, como para encima castigarnos más.
¿Cómo te ha ayudado el Viniyoga en tu propio viaje?
Realmente puedo decir que mi práctica de yoga me salvó la vida. Y por práctica de yoga, principalmente atribuyo casi treinta años de estudio y devoción a los yogasūtra de Patanjali. A través de los momentos más difíciles de mi vida, las prácticas y enseñanzas de este texto, tal como aprendí de mi maestro Srī TKV Desikachar, han sido la base que me ayudó a superarlo. Estoy realmente agradecida.
¿Cómo crees que se puede usar el Viniyoga en el proceso de yoga terapéutico?
Tengo la esperanza de que más y más personas lleguen a ver el valor de adaptar las distintas herramientas de la práctica del yoga a las necesidades personales, utilizando todas las herramientas del yoga durante el proceso de curación, ¡incluido el extraordinario texto de los yogasūtra de Patanjali!
Artículo publicado en la web de Viniyoga Singapore.
Traducido por Jesús González.