Tanto las dinámicas de MOC como muchas de las prácticas de yoga terapéutico que proponemos incluyen el trabajo con los ojos. Compartimos una breve recopilación de algunas de las razones por las que recurrimos a esta herramienta:
- Buscamos la coherencia entre la dirección del movimiento corporal y el ocular. Esto nos ayuda a mantener el foco y aumentar la sincronía con la dirección del movimiento corporal. Evitamos fijar los ojos en una determinada posición, por ejemplo dirigir la mirada hacia abajo, que suele ser la posición que empleamos para conectar con una manera de procesar la información.
- Nos ayuda a evitar la rigidez del cuello. La nuca es un lugar muy sensible a estrés y a la correcta postura estática.
- Accedemos de forma amable a los procesamientos de regulación del cerebro. El movimiento ocular relaja y ayuda a una mejor respuesta adaptativa de todo el sistema neurovegetativo. Es usado en ciertas terapias como una manera de reprocesar y desensibilizar procesos post traumáticos.
- Consideramos el cerebro un órgano del movimiento, y el movimiento tiene direcciones espaciales y temporales, direcciones que evitan la conexión con el dolor y buscan la seguridad y lo agradable. Los primeros músculos que se mueven en respuesta a los estímulos cerebrales son los oculares.
- Mover los ojos y conectar con todas las posibilidades de movimiento es una manera de hacer que el cerebro se mueva en determinas direcciones no habituales, ayudando a integrar aspectos ligados al carácter y a las emociones, a deshacer los efectos somáticos en el organismo y en el comportamiento.
- Ayuda a integrar los hemisferios cerebrales. Esto es relevante ya que las enfermedades generan dislateralidad, que entendemos como el aumento de la actividad de un hemisferio cerebral, lo cual dificulta el aprendizaje y la integración del esquema corporal.
- La falta de interconexión hemisferial genera patrones de procesamiento de la información y de la visión del mundo condicionados por la actividad del hemisferio dominante. Ganar flexibilidad es ampliar la visión o saber ponerse en los ojos o piel del otro.
